Especial Zombies: Dying Light

Especial Zombies: Dying Light

Surca los cielos de Harran, pero no volando sino haciendo parkour vertiginosamente entre edificios y antenas, mientras matas zombies y fabricas armas imposibles. Si aún no te hemos convencido, sigue con nosotros y te explicamos con más detalle qué es y porqué jugar a Dying Light.

Índice


Un enfoque diferente

Si estás que cuentas los días hasta la llegada del fin de la cuarentena Resident Evil 3 Remake (puedes ver nuestro artículo sobre la demo aquí), estamos aquí para darte opciones hasta que llegue dicho momento. Pero no, no te vamos a hablar de “los 100 juegos de zombies que debes jugar después de morir” sino que te vamos a hablar de títulos que optan por una óptica un poco diferente, dentro de la categoría, como es el caso que aquí nos atañe.

Dying Light
Tu movilidad casi no tiene límites verticales, siempre y cuando encuentres por dónde escalar.

Ha habido muchos juegos de este género, pero Dying Light se desmarca con una agresiva propuesta de movilidad extrema. En lugar de constreñir nuestro movimiento o limitarlo para que nos sintamos acosados por los zombies, decide darnos libertad de movimiento en todos los ejes, además de velocidad.

A simple vista esta apuesta puede parecer arriesgada pero funciona muy bien porque crea un contraste más grande cuando debemos poner los pies en el suelo y nos hace sentir más vulnerables en ese momento.


Pero… ¿De qué va Dying Light?

Dying Light es un survival horror de acción y aventura en mundo abierto en el que jugamos como Kyle Crane: un agente encubierto mandado a infiltrarse en una zona en cuarentena de la ciudad conocida como Harran, atestada de infectados.

No esperes que la historia te rompa los esquemas, ya que el juego pone más énfasis en la exploración de este mundo abierto en el que realizaremos misiones, exploración, desafíos y más, desplazándonos con pericia (o cayéndonos por todas partes) a través suelos, tejados, estructuras… utilizando la habilidad de parkour del protagonista.

Dying Light

Además, hace uso de progreso estilo RPG, desbloqueando habilidades, armas con distintos grados de calidad, recetas para mejorar nuestras armas y para fabricar potenciadores de distintos tipos.

Destaca también por un interesante ciclo de día y noche, en los que la noche es notablemente más peligrosa que el día, con la aparición de unos infectados llamados coléricos.

Coléricos
No te gustará encontrarte a estos tipos tan majos.


Una propuesta agresiva

A todas luces nos encontramos ante una propuesta visceral que nos invita a un estilo de juego agresivo. Nos invita a que dominemos esas técnicas de escalada, salto y combate, y de que pasemos de andar por las calles con cuidado a volar entre edificios destrozando zombies a mamporros.

Orientado más a la acción que al horror, destaca por un combate en primera persona, simple pero efectista, con discretas fintas y habilidades que, si bien no son la propuesta más creativa que hemos visto, funciona decentemente en el marco establecido por el juego y acaba resultando satisfactoria en la masacre de zombies.

Dying Light
El balance es interesante. Los zombies empiezan siendo poco peligrosos pero a medida que avanza el juego la cosa se complica.

Uno de los detalles bastante interesantes que propone el juego para hacer esta masacre es la fabricación de armas. Añade una especie de sistema de efectos elementales y estados alterados para que los combines con armas melee y puedas adquirir, por ejemplo, un hacha que electrocute o un cuchillo con soplete. Esto nos permite personalizar de un modo interesante nuestro modo de juego y las formas de aniquilar zombies.

Del mismo modo, no es que el parkour aporte nada estrictamente diferente a otros juegos de premisa semejante pero es intenso, divertido, efectivo en general. Funciona.


A nivel técnico

Desde el punto de vista técnico hay que tener en cuenta que hablamos de un título de 2015. Han pasado 5 años donde ha habido una evolución considerable a nivel gráfico y, en general, a nivel técnico en el mundo del videojuego.

Sin embargo no nos encontramos con un producto que se vea extremadamente desfasado o que le haya pasado el tiempo por encima.

Dying Light

Está bien, es correcto. Incluso, los modelos de los brazos y las armas en primera persona son sorprendentemente buenos teniendo en cuenta su edad. No obstante, el diseño de los personajes y sus animaciones sí son más propios de su época, sin sofisticación o filigranas. Aun así no enturbia el resultado final.

Y, aunque el escenario, a nivel artístico y técnico no sea particularmente innovador, hay que admitir que, en muchas ocasiones, nos encontramos con fotogramas espectaculares y unas vistas increíbles desde algunos lugares particularmente altos, como en lo alto del puente de la infamia.

Hay montones de momentos para sacar muy buenas fotos.

Hacer mención especial también a una notable mezcla de sonido cuyo balance entre ambiente y banda sonora son críticos para resaltar el momento en el que nos encontramos. Es decir, sabe cuando la música debe acentuar una persecución, un momento tenso, la llegada de la noche… y cuando ésta debe bajar su protagonismo en favor de unos efectos de sonido que resalten el viento fuerte a ciertas alturas o la quietud de algún lugar.


Conclusión

Si buscas algo con un feeling de survival, pausado, donde prime la sensación de indefensión relativa a la escasez de movimiento y a la escasez de recursos, éste no es tu juego.

Si por el contrario tienes ganas de juegos de zombies y te apetece algo enfocado desde el punto de vista de la acción de alto voltaje con fuertes dosis de adrenalina, vértigo y sangre, quizás puedas darle una oportunidad.

La trama principal tiene una duración de unas 18h a un ritmo decente y 44h tomándotelo con calma, pero si te gusta podrás sacarle un montón más de tiempo para completar todas las propuestas del juego, incluido multijugador.